“Hemos observado en nuestros datos indicaciones claras de la
existencia de una nueva partícula”, fueron las palabras del director general
del CERN, Rolf Heuer, anunciando lo que sería el mayor hito de la física en lo
transcurrido del siglo: el hallazgo del bosón de Higgs, la misteriosa
“partícula de Dios” cuya existencia profetizaron una docena de físicos eminentes hace casi cincuenta años.
¿Qué es el bosón de Higgs?
Es
un tipo de partícula elemental que se cree tiene un papel fundamental en el mecanismo por el que se origina la masa en el Universo. La
confirmación o refutación de su existencia es uno de los objetivos del Gran
Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), el mayor y más
potente acelerador de partículas del mundo que opera el Laboratorio
Europeo de Física de Partículas (CERN) en la frontera franco-suiza, cerca de
Ginebra.
¿Por qué es tan importante el bosón de
Higgs?
Porque
es la única partícula predicha por el Modelo Estándar de Física de Partículas
que aún no ha sido descubierta. El modelo estándar describe perfectamente las
partículas elementales y sus interacciones, pero queda una parte importante por
confirmar, precisamente la que da respuesta al origen de la masa. Sin masa, el Universo sería un lugar muy
diferente. Si el electrón no tuviera masa no habría átomos, con lo cual no
existiría la materia como la conocemos, por lo que tampoco habría química, ni
biología ni existiríamos nosotros mismos.
Para
explicar esto, varios físicos, entre ellos el británico Peter Higgs, postularon en los años 60 del siglo XX un
mecanismo que se conoce como el campo de Higgs. Al igual que el fotón
es el componente fundamental del campo electromagnético y de la luz, el campo de Higgs requiere
la existencia de una partícula que lo componga, que los físicos llaman bosón de Higgs.
¿Por qué lo llaman ‘la partícula de Dios’?
Al bosón lo comenzaron a llamar así tras la publicación del libro ‘La partícula divina: si el universo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta?’, del premio Nobel de Física Leon Lederman. Su importancia consiste en que explica por qué, tras el big bang, las partículas subatómicas pudieron adquirir masa y luego darle forma al Universo.
Al bosón lo comenzaron a llamar así tras la publicación del libro ‘La partícula divina: si el universo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta?’, del premio Nobel de Física Leon Lederman. Su importancia consiste en que explica por qué, tras el big bang, las partículas subatómicas pudieron adquirir masa y luego darle forma al Universo.
¿Qué pasa si se descubre el bosón de
Higgs?
En el
mundo ‘real’, ninguna. Los científicos desestimaron que el acelerador del CERN
tenga consecuencias catastróficas, como la creación de un agujero negro al
interior de la tierra o de materia oscura que acabe con la materia de nuestro
planeta. Sin embargo, un efecto
secundario del trabajo del CERN es la World Wide Web (aunque no
directamente del proyecto que descubrió el bosón de Higgs), que fue creada por
el centro para intercambiar los resultados de investigación y ahora está al
servicio de todos nosotros. Pero
en sí, sería el comienzo de una nueva fase en la Física de Partículas. Marcaría
el camino en la investigación de otros muchos fenómenos físicos como la naturaleza de la materia oscura, un tipo de materia que compone el
23% del Universo pero cuyas propiedades son completamente desconocidas. Este es
otro reto para la disciplina y experimentos como el LHC.
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